Desde pequeña he sufrido, y mucho, de dermatitis atópica. Mis pies
se llenaban de grietas cada verano, mi piel de ronchitas todo el año, como yo
las llamaba. Mi madre me llevó a muchos dermatólogos, me compró los mejores
productos y, aún así, la mejoría siempre ha sido muy leve, incluso nula.
Es una enfermedad con la que se puede vivir, desde luego. Cosas
mucho peores existen. Sin embargo, no es cómoda ni agradable. Además, hay
épocas mejores y otras peores. En general, siempre lo pasaba peor en verano,
especialmente por el sudor y el cloro. De hecho, hace años que ya no piso una
piscina porque después de un solo baño me espera una semana de piel
extremadamente reseca y picores.
También he de decir que cualquier contacto con productos detergentes o químicos, me deja la piel muy mal. Es el caso de los lavavajillas, que después de un solo uso, me provocan grietas en las manos, la mayoría de veces con sangre.
Mi peor época fue hace tres años. Tuve un episodio de dermatitis
que duro unos 4 meses. Estaba en el extranjero viviendo y tenía eczema por todo
el cuerpo –y cuando digo todo el cuerpo, hablo de ronchas enormes en más del 50
% de mi piel. Me picaba a horrores, no podía dormir y no había nada que me
aliviara ni un poquito en mis largas noches en vela.
Podía tratarse de algo que me provocaba una reacción alérgica pero
no sabía el qué, así que empecé a ser más constante con una serie de medidas
que ya había ido probando a lo largo de los años:
-
Detergentes para la ropa para
pieles atópicas
-
Hidratar mucho la piel
-
No utilizar cremas con
perfume
-
No ducharse con agua muy
caliente
-
Enjabonarme con las manos y
no con esponjas
-
Utilizar geles indicados para
dermatitis atópica
- Utilizar guantes cuando usemos productos químicos
Es cierto que esto ayudo un poquito. Sin embargo, fue un último detalle
el que me ayudó completamente. Me di cuenta de que al lavarme el pelo, los
restos de champú y espuma caían por mi piel y acentuaban el picor de mis
eczemas, así que decidí lavar pelo y cuerpo por separado durante una temporada.
Mi sorpresa llegó cuando a las pocas semanas, mis eczemas empezaron a
desaparecer después de meses presentes.
A día de hoy no tengo absolutamente ni un eczema. Es cierto que
sigo teniendo una piel sensible, que se enrojece fácilmente, que se tiene que
hidratar constantemente y que es enemiga del cloro y los productos químicos.
Pero es como si tuviera otra piel, nunca la había tenido tan suave ni tan
bonita. Y sí, me sigo duchando cabello y cuerpo por separado SIEMPRE, a no ser
que use champús sin sulfatos y muy naturales.
Estoy segura de que esta no es la solución milagro para todo el
mundo pero a las que sufráis problemas severos de dermatitis, os recomiendo al
menos probarlo. Este pequeño gesto a mí me ha cambiado completamente la piel.
Y vosotras, ¿cómo actuáis contra la dermatitis? Para que el post
no se haga muy largo, en el próximo post os hablaré de mis productos para la
dermatitis.
ameLie.